Entendamos el estres traumático infantil
- Cómo responder al peligro
Antes de que podamos entender lo que significa una “experiencia traumática” o “el estrés traumático” debemos pensar en qué reconocemos y manejamos el peligro. La mente, el cerebro y el cuerpo están programados para que hagamos que el peligro sea lo primordial para nosotros. Las cosas que representan un peligro cambian durante el transcurso de la niñez, de la adolescencia y de la adultez. Para los niños más pequeños, las piscinas de natación, los tomacorrientes, los venenos y los objetos afilados son cosas peligrosas. Para los niños de edad escolar, caminar a la escuela, correr en bicicleta por la calle o subirse a lugares altos presentan nuevos peligros. Par los adolescentes, el acceso a los automóviles, pistolas, drogas y tener más independencia —especialmente de noche— son nuevas dimensiones de peligro. Los peligros cambian de acuerdo con el lugar donde viven los niños y conforme a cuáles sean las circunstancias de la familia. Por otra parte, los peligros varían según la historia de las sociedades y de las culturas. En una situación peligrosa suceden tres cosas. Primero, tratamos de establecer cuál es el peligro y cuán grave es. Segundo, tenemos fuertes reacciones emocionales y físicas. Estas reacciones nos ayudan a tomar medidas, aunque éstas podrían ser muy perturbadoras y difíciles. Tercero, intentamos buscar la forma de hacer algo que nos ayude a protegernos del peligro. Tratamos de prevenirlo, de protegernos a nosotros mismos y de proteger a otras personas, o hacemos algo para evitar que el peligro empeore. La forma en que nos sentimos ante un peligro depende de dos cosas: de cuán grave pensemos que pueda ser el peligro y de lo que creamos que podemos hacer para contrarrestarlo. - Cuando el peligro se torna en trauma Vivimos a diario rodeados de peligros.
A medida en que los niños y los adolescentes crecen, van aprendiendo acerca de distintos tipos de peligro. Siempre buscamos maneras de que la vida sea más segura. Sin embargo, a veces suceden cosas terribles dentro y fuera de la familia. Éstas pueden surgir de imprevisto, en el momento menos pensado. Los niños podrían experimentar traumas diversos en el transcurso de la niñez a la adolescencia. Algunos traumas, tales como el de maltrato infantil o presenciar actos de violencia en el hogar, pueden ocurrir repetidas veces y por mucho tiempo. Los peligros pueden llegar a ser “traumáticos” cuando amenazan con producir graves lesiones o muerte. Las experiencias traumatizantes incluyen también la violación física o sexual del cuerpo. El presenciar actos de violencia, graves lesiones o una muerte grotesca puede ser igualmente traumático. En situaciones traumatizantes sentimos la amenaza inminente sobre nosotros o sobre otras personas y, con frecuencia, graves daños y desgracias las siguen de inmediato. Sentimosterror, impotencia u horror como respuesta a la gravedad de lo que está sucediendo y por no poder hacer algo para protegernos o cambiar completamente los resultados perjudiciales. Estas emociones poderosas y perturbadoras van acompañadas por fuertes y aterradoras reacciones físicas como palpitaciones aceleradas, temblores, saltos en el estómago y la sensación de que uno está pasando por un sueño. Existen peligros de gran escala tales como desastres, guerras y terrorismo que amenazan a un número grande de niños y familias al mismo tiempo. Hay peligros que son particulares a una comunidad o a un vecindario, tales como el crimen, la violencia en la escuela y los accidentes de tránsito. Dentro del hogar hay también peligros: violencia doméstica y maltrato y abuso infantil. Las experiencias traumáticas pueden caber dentro de varias categorías. - Lo que una situación traumatizante significa para un niño pequeño.
Imagínese lo que sería para un niño pequeño encontrarse en una situación traumatizante. Pueden sentirse totalmente impotentes y pasivos. Pueden llorar para pedir ayuda y desear desesperadamente que alguien intervenga. Verse obligados a separarse de los padres o de quienes estuviesen a cargo de su cuidado puede hacerlos sentir amenazados. Para juzgar la gravedad del peligro, los niños pequeños dependen del “escudo protector” que les proveen los adultos y hermanos mayores y también dependen de ellos para su seguridad y bienestar. Son muchas las veces en que ellos no se dan cuenta del peligro hasta el momento mismo del trauma. Por ejemplo, cuando están a punto de ahogarse, de quemarse accidentalmente o de ser atacados por un perro. Los niños pequeños pueden ser el blanco de maltrato o de abuso sexual precisamente de las personas en quienes confían para protección y seguridad propia. Algunos niñitos presencian incidentes de violencia en su propia familia y hay casos en que quedan desamparados luego de que uno de sus progenitores, o la persona que los cuida, resulta herida, por ejemplo, en un espantoso accidente automovilístico. Las peores dificultades son las intensas reacciones físicas y emocionales que surgen como consecuencia. Los niños se angustian sobremanera al oír a uno de sus progenitores, o a la persona a cargo de su cuidado, llorar amargamente.- Lo que una situación traumatizante significa para un niño de edad escolar.
Al ir enfrentándose a otros peligros, los niños de edad escolar van adquiriendo capacidad para juzgar el punto de gravedad de una amenaza. Ya empiezan a pensar en qué forma podrían protegerse. Por lo general no se ven a sí mismos con el poder para encarar un peligro grave, pero ya pueden imaginar lo que quisieran poder hacer y cómo llegar a actuar como héroes de las tirillas cómicas. Por lo tanto, en situaciones traumatizantes, como en casos en que un familiar es el blanco de la violencia, los niños de esta edad pueden sentirse que son un fracaso por no haber hecho algo para ayudar a la víctima. También, a veces se sienten abochornados o culpables. Hay acontecimientos traumáticos que les suceden a los padres no estando los niños con ellos porque se encontraban en la escuela, en el vecindario o jugando con sus amigos. Es mayormente en esta edad, durante los años escolares, que los niños son víctima de acoso sexual. A esta edad, los niños se asustan por la precipitación de sus emociones y de sus reacciones físicas y esto hace que sean más sus temores a los peligros del exterior. Esto se puede ilustrar esto con las palabras de una niña de ocho años al describir cómo se sentía ante un suceso traumatizante: —Mi corazón palpitaba a tal velocidad que llegué a pensar que me iba a partir en pedazos.
(Entendamos el estrés traumático infantil,National Child Traumatic Stress Network,www.NCTSNet.org, http://www.nctsn.org/nctsn_assets/pdfs/edu_materials/Entendamoselestrtraumtico.pdf)
Es impresionante lo que una situación puede causar en un niño,especialmente si no es bien manejado por lo que me parece muy importante saber de este tema para cometer los menos errores posibles!!!(Elizabeth Layton)
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